Padre Grégoire CADOR, sacerdote Fidei Donum, misionero desde hace 23 años en Tokombéré, diócesis de Maroua-Mokolo, en el Norte de Camerún, y Vice-Postulador de la causa de beatificación de Baba Simon, sacerdote camerunés.
¿Cómo conociste a los Oblatos?
Conozco a los Oblatos desde 1982: como seminarista, estuve de cooperante en el Colegio de Mazenod en N’Gaoundéré, un colegio fundado por los Oblatos. Al vivir con ellos, descubrí la misión en el Norte de Camerún, así como la diócesis de Maroua-Mokolo, a la que me invitó Mons. Jacques de Bernon. Me llamó la atención el enfoque de los Oblatos, y más adelante le pedí a mi obispo volver a Camerún como sacerdote Fidei Donum en Maroua.
La misión de Tokombéré la fundó Baba Simon. ¿Nos puedes hablar de él?
Cuando llegué a Tokombéré, me sorprendió la presencia de Baba Simon, más de 15 años después de su muerte, en todas las conversaciones sobre temas importantes. Descubrí su figura espiritual y pastoral, así como los proyectos de desarrollo iniciados en pos de él por Christian Aurenche, con quien sigo trabajando, y todos los que obran en favor de la promoción humana (salud, agricultura, promoción femenina, escuela). Descubrí el vínculo inseparable entre evangelización y promoción humana. Fue en Tokombéré donde Baba Simon entendió que no podía transmitir su fe más que anunciando a Cristo, y que tampoco podía practicar la caridad sin comprometerse de verdad con la promoción humana. Esta última, hay que subrayarlo de entrada, no era para él una mera participación material en el desarrollo, sino también y ante todo una promoción del hombre Kirdi a quien tenía en gran estima.
Tokombéré se encuentra en la « zona roja », bajo la amenaza de Boko Haram. ¿Continúa la misión allí?
La misión sigue, en un contexto dificilísimo, con una economía deprimida, masacres en la frontera. Aunque estemos algo alejados de la frontera, somos un blanco potencial, como europeos, con comunidades religiosas, obrando en favor del desarrollo a iniciativa de Baba Simon. Su intuición era que crecemos todos juntos, cristianos, musulmanes, adeptos de la religión tradicional. Lo que ha cambiado con la amenaza Boko Haram, es que nos encontramos para compartir las razones por las que queremos trabajar juntos.
Estamos también dialogando con la embajada de Francia, que nos ha pedido dejar la región, para explicarles que no nos podemos ir. No se puede a la vez ser testigo de Aquel que entrega la vida y que dice que no hay amor mayor que el que entrega la vida por sus amigos, y abandonar el lugar cuando las cosas van mal. Sería para nosotros una contradicción. Después de pensarlo con nuestro entorno y los que nuestra permanencia podría poner en peligro, decidimos quedarnos, siendo prudentes, para seguir llevando el Evangelio con ellos.
Recopilada por Annie JOSSE