Nos sentimos en casa y sin embargo…abrumados. Abrumados por el proyecto misionero que nació aquí hace 200 años y se expandió en el mundo entero, desde el polo hasta los trópicos. ¡Hay que ser Padre general para abarcar la presencia oblata en el mundo entero! Pero cada uno de nosotros fue llamado por el Señor para poner su partecita. Es nuestro orgullo y nuestra alegría.
El tema general de los Ejercicios era el de nuestro segundo año del trienio: la formación.
Joseph BOIS nos ayudó a refrescar el primero y único amor, él que tenemos por Cristo, para seguir dejándonos formar por él. Henricus ASODO de Indonesia, nos hizo descubrir como la experiencia misionera que ha vivido contribuyó a formarlo como hombre apostólico; ¿no es así para cada uno de nosotros? También nos presentó el apostolado de nuestros hermanos oblatos en su inmenso país: Oblatos australianos, franceses, italianos y ahora indonesios llevaron y siguen llevando a Cristo a Java, a Borneo, a los más necesitados. Benoît DOSQUET trajo al presente la historia de los principios hace 200 años así como el rostro de los padres fundadores. Tanto en sus riquezas como en sus flaquezas, su experiencia nos es válida, nos permite interpretar la nuestra. Bonga MAJOLA, de Suráfrica, puso su joven experiencia a nuestro servicio para hacernos descubrir que las crisis por las que pudimos pasar también nos formaron y hasta qué punto la cruz está presente en nuestra misión. ¿Cómo la aceptamos, cómo la vivimos? Todo esto mediante la experiencia de Eugenio de Mazenod. Krzysztof ZIELENDA nos interpeló sobre el lugar de la Virgen en nuestra vida de Oblatos. Su relato de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción y de la parte que tomó en ella nuestro Fundador nos sorprendió y hasta nos maravilló.
Cada día pudimos salir a la ciudad para visitar los lugares en los que vivieron san Eugenio y nuestros primeros padres. Lugares que están ahora grabados en nuestros corazones.
Dejamos Aix, preparados ya en corazón y espíritu para vivir ese 200 aniversario de nuestra fundación en comunión con todos nuestros hermanos oblatos en el mundo entero. Lo que hemos vivido ha sido más que una peregrinación, más que unos Ejercicios. Contribuimos a lo que podríamos ver como una “nueva fundación” de la congregación en el mundo con ocasión de su segundo centenario. Gracias al maravilloso y generoso equipo que nos recibió y facilitó la experiencia.
François CARPENTIER, OMI