Los miembros del Instituto secular de las Cooperadoras Oblatas Misioneras de la Inmaculada (COMI) salieron de su casa paterna de Aix después de unos diez días. El silencio vuelve a habitar el claustro y los espacios de la casa, donde compartieron la alegría de vivir en los lugares de san Eugenio, que llenaron de su oración, sus intercambios, su vivacidad. Por primera vez se reunían en Aix las COMI de tres continentes: unas treinta, en su mayoría italianas, pero también una uruguaya y tres congoleñas.
Incluso las mayores o las que tienen problemas de salud no renunciaron a la posibilidad de vivir esa experiencia: venir a encontrarse con su Padre, san Eugenio de Mazenod, en el bicentenario de la fundación de los OMI. Nunca, ni siquiera en la época de las Carmelitas, ¡habían vivido tantas mujeres en esta casa! La acogida, la ayuda y la disponibilidad de la comunidad OMI contribuyeron de forma significativa al éxito de esa experiencia, a la vez que reforzaron los vínculos fraternos con las COMI.
¡Cuántos momentos de gracia! La misa en el sepulcro de san Eugenio, el mandato misionero a dos COMI que van a empezar una misión nueva en Argentina, la renovación de votos temporales de tres COMI y un 50 aniversario de oblación: celebraron su vocación y el compartir el carisma oblato, como mujeres consagradas, llamadas a vivir en el mundo.
Los Ejercicios dirigidos por su asistente, el padre Fabio CIARDI, OMI, fueron una experiencia de fraternidad, en la que percibieron que san Eugenio las recibía como hijas, las animaba a vivir la caridad entre ellas y las confirmaba en su misión de evangelización, en comunión con los Oblatos, sus hermanos.
BONGA MAJOLA, OMI